domingo, 3 de junio de 2012

Trastornos Mentales que Aparentan ser Condiciones Físicas

La característica primordial de estos trastornos es que parece ser un problema físico, pero una vez que se hace un exámen físico intenso no se encuentra nada.  Los típicos son problemas sexuales, con el aparato digestivo, de coordinación de movimientos, y de dolor.  Cuando los síntomas se presentan solamente en casos de ataques de nervios o de susto no se debe considerar que es un trastorno somatomorfo.
Estos trastornos deben causar mucho malestar al paciente y problemas en su vida diaria ya sea en su trabajo o actividad principal o en sus relaciones con los demás.  Si este no es el caso, entonces no se puede diagnosticar el trastorno.  También, solamente se puede diagnosticar el trastorno si los malestares físicos son reales, o sea que la persona no esta inventando el dolor o malestar para lograr beneficios (como no ir a trabajar o la escuela, o obtener pagos de desabilidad).
Hay varios tipos de trastornos con diferentes síntomas.  Algunos son:
Trastorno de Somatizacion:  se diagnostica en personas que han tenido una larga historia de quejas de problemas físicos, que empezaron antes de los 30 años y que han causado mucho malestar y problemas en la vida diaria de la persona.  Los síntomas deben incluir cuatro casos de dolor, dos de problemas con el aparato digestivo, uno de problemas sexuales, y uno de problemas con el sistema nervioso.  Primero se debe llevar a cabo un cuidadoso exámen médico para asegurarse que no haya un problema físico. 
Trastorno de Conversion:  en que luego de una experiencia traumatizante, la persona desarrolla un síntoma como ceguera total o parcial, pérdida de sensación en alguna parte del cuerpo, o parálisis (entre otros).  Es muy importante asegurarse que haya habido una experiencia traumatizante poco antes del trastorno.  Es tan común en hombres como mujeres, y los casos generalmente se curan solos con el tiempo. Sin embargo, es importante asegurarse que no haya un problema físico.
Hipocondria:  es una preocupación exagerada y no justificada con enfermedades médicas serias.  Aun cuando la persona visita al médico y se le dice que no tiene nada, sigue preocupada y segura que cualquier malestar físico que siente es señal de problemas mas serios.  Esta preocupación afecta tanto a la persona que tiene dificultades con sus actividades diarias.
Trastorno por Dolor:  como su nombre indica, es un trastorno en que los problemas psicológicos se manifiestan a través de dolor físico.  Este trastorno es muy difícil de diagnosticar ya que hay muchas condiciones físicas que causan dolor y muchos dolores físicos que no necesariamente estan relacionados con un problema físico (como por ejemplo dolores de cabeza).  Sin embargo, si la persona se queja de dolor y no se pueden encontrar causas físicas y además se sospecha que hay malestar psíquico (por ejemplo depresion), entonces es posible que corresponda esta diagnosis.

Documental: Trastorno de ansiedad, Agorafobia, Fobias. (1/5)

ANSIEDAD Y CRISIS DE ANSIEDAD

LA NATURALEZA DE LOS TRASTORNOS DE ANSIEDAD

Para entender qué son los trastornos de ansiedad hay que pensar primero en la normalidad. Hay que pensar que todas las personas tienen capacidad para reaccionar con ansiedad, porque se trata de una respuesta emocional. Después podremos entender mejor el trastorno de ansiedad como una patología, como un exceso en la frecuencia, intensidad, duración, etc. de la respuesta de ansiedad, o simplemente como una respuesta inadecuada a las demandas de la situación.
EMOCIONES 
    Las emociones son reacciones que se vivencian como una fuerte conmoción del estado de ánimo o estado afectivo. Esta reacción suele tener un marcado acento placentero o desagradable y  va acompañada por la percepción de cambios orgánicos, o corporales, a veces muy intensos (experiencia emocional). Los cambios corporales se caracterizan, por una elevada activación fisiológica, especialmente del sistema nervioso autónomo (sudoración excesiva, aumento de tasa cardiaca, etc.) y del sistema nervioso somático (tensión muscular), aunque también se activan otros sistemas (hormonal, inmune, etc.)  Esta reacción puede reflejarse también en expresiones faciales típicas, fácilmente identificables por cualquier observador externo (expresiones de alegría, tristeza, miedo, enfado, etc.), así como en otras conductas motoras también observables, como algunos movimientos, posturas, cambios de voz, etc.
   Por lo general, las emociones surgen como reacción a una situación estimular concreta, sin embargo, también puede provocarlas algún tipo de información interna del propio individuo, tales como: recuerdos, información propioceptiva (sensaciones), etc. La interpretación de una situación determinada no es igual para todos los individuos, ni siquiera a veces para el mismo individuo en diferentes momentos. De cómo se interprete dicha situación dependerá el que surja o no alguna emoción, así como si la emoción será positiva (placentera) o negativa (desagradable).
La ansiedad es una emoción natural, presente en todos los humanos, que resulta muy adaptativa pues nos pone en alerta ante una posible amenaza; sin embargo, a veces se vive como una experiencia desagradable (emoción negativa),  especialmente cuando alcanza una elevada intensidad, que se refleja en fuertes cambios somáticos, algunos de los cuales son percibidos por el individuo; además, esta reacción, cuando es muy intensa, puede provocar una pérdida de control sobre nuestra conducta normal.
La actividad cognitiva está relacionada con la activación fisiológica. Al evaluar cognitivamente las consecuencias de una situación, se produce un incremento de la activación fisiológica. Hay muchas situaciones que generan ansiedad. Por ejemplo, ver una película de suspense nos pone en alerta y nos activa. En la vida cotidiana, las situaciones ambiguas, sin resultado cierto, también nos activan y nos ponen en alerta. Estos cambios son normales en todos los individuos, aunque existen diferencias individuales en la intensidad de las respuestas fisiológicas provocadas por un mismo estímulo.
Cambios fisiológicos intensos no tienen porqué ser patológicos, sino que por lo general se consideran respuestas adaptativas del individuo a las demandas de la situación. Una persona que está muy activada en un examen o cuando habla en público no debería extrañarse en principio, pues necesita más recursos energéticos, más atención, en definitiva más recursos de afrontamiento que si estuviera tranquilamente descansando. Esta mayor actividad fisiológica hasta cierto punto es normal, aunque pueda ser interpretada como un peligro por algunas personas. Ahora bien, en algunos individuos las respuestas fisiológicas muy intensas llegan a hacerse crónicas, es decir pueden llegar a mantenerse por un espacio excesivo de tiempo. Para entender lo que sucede con una metáfora podríamos decir que tales individuos van muy acelerados todo el tiempo, lo cual implica más gasto energético, dificultades para descansar, malestar, e incluso la posibilidad de que algo falle. Podríamos decir que una alta activación fisiológica, producida por situaciones que generan ansiedad, en principio no es patológica, pero si su intensidad es excesiva y crónica (se mantiene en el tiempo) puede afectar a la salud.
    Por ejemplo, la tensión muscular, por lo general, es más alta en aquellas situaciones en las que necesitamos estar activos y dar una respuesta rápida o enérgica ante las demandas de la situación. Pero una persona que estudia todos los días ocho horas un examen de oposición para conseguir un empleo (un examen en el que se juega mucho), puede acumular día tras días demasiada tensión en el cuello, hombros, espalda, músculos frontales, etc., lo que puede provocar, en primer lugar dolor, y en segundo lugar una contractura muscular. 
    Otro ejemplo: una persona que discute mucho con su pareja, o con su jefe, que permanece después mucho tiempo enojado, dándole vueltas a la discusión, a lo que dijo, a lo que debió decir, a lo que debía hacer, etc., permanece mucho tiempo en tensión, pero no resuelve esta tensión hablando, puede alcanzar altos niveles de presión arterial. Los pacientes hipertensos tienen mayores puntuaciones en las pruebas que evalúan ira interna (ira dirigida hacia dentro, no expresada, rumiaciones, etc.)
    El estudio de la patología de los sistemas fisiológicos que se activan en la emoción se inicia en los años 50. Se supone que los trastornos psicosomáticos o psicofisiológicos (como algunos dolores de cabeza, o de espalda, algunas arritmias, los tipos de hipertensión arterial más frecuentes -hipertensión esencial-, algunas molestias gástricas, etc.) podrían estar producidos por un exceso en la intensidad y frecuencia de la activación de las respuestas fisiológicas del sistema que sufre la lesión o disfunción (cardiovascular, respiratorio, etc.) 
    Para explicar estas disfunciones orgánicas que cursan con niveles altos de ansiedad, podríamos decir que se trata de una disfunción de un sistema orgánico (gástrico, respiratorio, cardiovascular, motor, etc.) que está trabajando en exceso y mantiene esta actividad demasiado tiempo. A su vez, el trastorno orgánico produce malestar psicológico, produce más ansiedad y, por lo tanto, un aumento de la actividad de ese sistema, aumentando así la probabilidad de desarrollar y mantener en mayor grado esta disfunción orgánica. En la clínica psicológica podemos encontrar personas que sufren arritmias, dolor crónico, contracturas musculares, asma, trastornos gástricos, trastornos dermatológicos, etc. ¿Por qué si se trata de trastornos físicos están en la consulta psicológica? Porque presentan niveles muy altos de ansiedad que hay que tratar también. 
    La ansiedad está relacionada no sólo con los trastornos psicofisiológicos, sino también con otros trastornos físicos, tal es el caso de algunos trastornos del sistema inmune (cáncer, artritis reumatoide, etc.), o en algunas dolencias crónicas. Pero, a su vez, encontramos niveles muy altos de ansiedad en diferentes trastornos mentales, especialmente los llamados "trastornos de ansiedad".
Las expresiones afectivas positivas facilitan la comunicación, mientras que las expresiones emocionales negativas provocan distancia y sirven para anunciar un malestar e incluso un posible ataque. Las principales formas de expresión emocional (la sonrisa, el llanto, las expresiones faciales de alegría, tristeza, miedo, etc.) son universales en las distintas culturas. Cualquier individuo sano puede percibir si otro individuo de su grupo, e incluso de otra cultura, está alegre, enfadado, triste, o siente miedo.
    Todos los individuos estamos nerviosos (ansiosos) en múltiples ocasiones, sin embargo generalmente intentamos ocultarlo. Digamos que no está bien visto mostrar enfado, tristeza, miedo, tensión, pérdida de control emocional, etc. Algunas personas sienten mucho temor ante la posibilidad de que los demás perciban sus manifestaciones de ansiedad. Estas personas suelen presentar altas puntuaciones en los inventarios que evalúan ansiedad de evaluación. E incluso algunos llegan a desarrollar una verdadera fobia social, evitando las situaciones sociales, por la ansiedad que les provocan, al estar pensando constantemente (cuando se encuentran en este tipo de situaciones) que su comportamiento no es adecuado, hacen el ridículo, etc.
También la expresión de emociones está relacionado con la salud: se ha encontrado a veces que los individuos más expresivos gozan de mejor salud, mientras que los individuos que expresan menos sus emociones enferman con mayor frecuencia.

    La reacción intensa (aguda) de ansiedad no siempre es patológica, sino que en la mayor parte de las ocasiones puede ser muy adaptativa. Por ejemplo: 
  • si la situación que la provoca requiere una fuerte reacción de alarma que nos prepare para la acción (si se nos exige una gran concentración en una tarea para la que se necesitan muchos recursos de la atención), 
  • o si requiere una gran activación fisiológica (porque necesitamos tensar más los músculos, bombear más sangre, más oxígeno, etc.), 
dicha reacción de ansiedad nos ayudará a responder mejor ante las demandas de esta situación. 

    La ansiedad está presente no sólo en algunas enfermedades físicas, sino también en muchos trastornos mentales. Así encontramos muchos síntomas de ansiedad en los trastornos del estado de ánimo (depresión mayor, distimia, etc.), en las adicciones (tabaco, alcohol, cafeína, derivados del cannabis, cocaína, heroína, etc.), en los trastornos de alimentación (anorexia, bulimia), en los trastornos del sueño, en los trastornos sexuales, en los trastornos del control de impulsos (juego patológico, tricotilomanía, etc.), en los trastorno somatomorfos (hipocondría, somatización, conversión, etc.), y por supuesto, cómo no, en los llamados "trastornos de ansiedad".
    Más de un 15% de la población general llega a sufrir alguna vez a lo largo de su vida algún trastorno de ansiedad, que consiste en una serie de reacciones (a nivel cognitivo, fisiológico y motor) demasiado intensas, o demasiado frecuentes, o simplemente poco ajustadas a la situación en que se encuentra el individuo. Estas manifestaciones llegan a ser patológicas en muchos casos, dificultando la vida normal  de estas personas, o haciéndoles sentir experiencias muy desagradables en algunas situaciones.
    Los síntomas de ansiedad alcanzan niveles muy elevados en personas que sufren uno o varios trastornos de ansiedad. La mayor parte de los pacientes sufren dos o más de estos trastornos al mismo tiempo. Sólo un tercio de los pacientes con trastornos de ansiedad es diagnosticado de un único trastorno de ansiedad.
Las personas sin un trastorno de ansiedad pueden experimentar síntomas similares a las personas que sufren algún trastorno de ansiedad. Las manifestaciones de ansiedad o síntomas más frecuentes son:
1. A nivel cognitivo-subjetivo: 
  • preocupación, 
  • temor, 
  • inseguridad, 
  • dificultad para decidir, 
  • miedo, 
  • pensamientos negativos sobre uno mismo 
  • pensamientos negativos sobre nuestra actuación ante los otros, 
  • temor a que se den cuenta de nuestras dificultades, 
  • temor a la pérdida del control, 
  • dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
2. A nivel fisiológico: 
  • sudoración, 
  • tensión muscular, 
  • palpitaciones, 
  • taquicardia, 
  • temblor, 
  • molestias en el estómago, 
  • otras molestias gástricas, 
  • dificultades respiratorias, 
  • sequedad de boca, 
  • dificultades para tragar, 
  • dolores de cabeza, 
  • mareo, 
  • náuseas, 
  • molestias en el estómago, 
  • tiritar, etc.
3. A nivel motor u observable: 
  • evitación de situaciones temidas, 
  • fumar, comer o beber en exceso, 
  • intranquilidad motora (movimientos repetitivos, rascarse, tocarse, etc.), 
  • ir de un lado para otro sin una finalidad concreta, 
  • tartamudear, 
  • llorar, 
  • quedarse paralizado, etc.
    En muchos casos, la ansiedad de una persona está provocada por sus propias manifestaciones de ansiedad: se tiene mucho miedo de la experiencia desagradable de ansiedad, pero este temor produce la ansiedad (de manera que es un círculo vicioso).
    Existen unos criterios prácticamente universales para determinar si el comportamiento de una persona cabe diagnosticarlo como un trastorno de ansiedad. Estos criterios están recogidos en las dos clasificaciones de trastornos mentales (o psicopatológicos) más importantes:
  • DSM-IV TR (Asociación de Psiquiatras Americanos, APA)
  • ICD-10 (Organización Mundial de la Salud, OMS)
    Si echamos un vistazo a ambas clasificaciones encontramos que los criterios para diagnosticar un trastorno de ansiedad son similares.
    Los trastornos de ansiedad no se diferencian entre sí mucho por las manifestaciones o respuestas de ansiedad, sino que más bien se encuentran diferencias entre dichos trastornos ligadas a las áreas situacionales en las que los sujetos con diferentes trastornos de ansiedad presentan dificultades o altos niveles de ansiedad.
    Así, por ejemplo, los individuos con fobia social presentan diferencias con los sujetos que padecen ansiedad generalizada en las situaciones sociales, más que en la intensidad global de sus síntomas de ansiedad.
    Dado el alto número de personas que padecen este tipo de trastornos y la escasez de información que existe sobre los mismos, tanto en el gran público como a veces en los profesionales de la salud, se cuentan por miles las consultas que recibimos en nuestro sitio web. Con fines didácticos hemos incluido una sección de casos seleccionados, con los pretendemos ilustrar las dificultades que presentan las personas que padecen este tipo de trastornos.